Hace
unas semanas planificamos una escapada de pesca al norte de la península,
concretamente a Asturias ya que los hermanos Molinas tienen una casa en un
pequeño pueblo perdido entre las montañas y Cabo que vive en Oviedo. También estuvo
con nosotros Curro.
El
viernes día 8 de Julio, los Molina y Curro me recogieron en Plasencia de
madrugada para llegar lo antes posible al pueblo y poder pescar. Conforme íbamos
llegando más me gustaban los paisajes y solo con estar allí y ver aquello,
habría merecido la pena, la pesca era un plus.
En cuanto
llegamos al pueblo, fuimos a sacarnos las licencias y a informarnos donde podíamos
pescar y donde no.
Comimos
y nos dividimos en dos grupos, Álvaro y Curro pescarían una pequeña garganta y
Santi y yo subimos a pescar un pequeño laguito. El entorno donde íbamos a
pescar era una pasada y nada más llega, mientras preparaba mi equipo, a Santi
le siguieron varias truchas el señuelo. Cuando estuve listo a los pocos lances
pude hacerme con una buena trucha que no dudo en atacar el M-Minnow de Hart. Fue mi única captura esa tarde,
Santi se pudo hacer con un par.
Al día siguiente quedamos con Cabo y con su amigo Santi para ir a pescar truchas arco-iris, una especie nueva para mí. Pasamos un grandísimo día con estos peces, mucha cantidad y al final del día logré sacar una de buen tamaño.
Al día siguiente quedamos con Cabo y con su amigo Santi para ir a pescar truchas arco-iris, una especie nueva para mí. Pasamos un grandísimo día con estos peces, mucha cantidad y al final del día logré sacar una de buen tamaño.
El
mismo sábado por la noche salimos de viaje hacia Aguiño, Galicia, para pasar
una jornada de pesca de lubinas desde barca. Nos quedamos sin gasolina al no
encontrar ninguna gasolinera abierta, menos mal que fue ya a 10 metros de la única
gasolinera abierta y tras repostar seguimos el viaje.
Llegamos
al puerto a las 6 de la mañana y nos dividimos en dos barcas. Cabo, Santi y
Álvaro por un lado, y yo por otro junto a dos pescadores más.
Saliendo
de puerto la mar estaba en calma, todo pintaba bien, hasta que salimos de él,
pocas cosas me han impresionando tanto en la vida. Íbamos en la barca bastante rápido
entre olas enormes que rompían con fuerza en los islotes de piedra que había por
todos lados. Mientras pescábamos parecía que en cualquier momento una ola nos
fuera a estampar contra los roquedos. Una vez que te das cuenta de la gran
experiencia que tiene el que lleva el barco, te tranquilizas y disfrutas aun
más.
Volvimos
para comer con Curro en el pueblo y pegar unos lances en el laguito. Salió
alguna trucha, entre ellas, la más grande que he cogido.
El
lunes por la mañana estuvimos dándole al rock-fishing, muchos peces nos
picaban, pero era difícil clavarlos por la boca tan pequeña que tenían.
El
martes aprovechamos la mañana para descansar y a la tarde subimos a un lago a
casi 2000m de altitud donde creíamos que había salvelinos. Al final del día nos
dimos cuenta de que no los había, pero si truchas y de calidad, aunque delgadas
ya que el lago esta gran parte del año congelado.
El
jueves por la mañana tuve que volverme para Extremadura.
He
pasado unos días increíbles por el norte junto a grandes amigos, he conocido
lugares nuevos e impresionantes y he aprendido bastante en lo que a la pesca se
refiere. Gracias por todo compañeros!!!
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